Practicas Colaborativas /// MUIPAV 20/21
Alex Eiffel / Ana Isabel Rodríguez Ramírez / Ana María Solana Turlan / David Javier Caro Fernández / David Palomero / Diana Millán Pascual / Hanwen Zheng / José Jorquera Ramírez / Julieta Lande Marder / Laura Torrado Zamora / Lin Zhou Zhou / Lucía Lopez-Santacruz / Maite Carlos La Peña / Melissa Corbett / Minerva Campos Radabán / Raúl Hidalgo Villagordo / Silvia Montilla Cortés










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Ruta
Ten
ta cu
lar
El título de esta obra, RUTA TENTACULAR, de la misma forma que su travesía, no es casual, sino causal. Y la belleza de su causalidad deriva de la complejidad y de la sutileza que configuran el desarrollo de la propuesta. El término tentacular procede etimológicamente de la expresión del latín científico tentaculum, que señala los órganos táctiles o de prensión de ciertos animales. El vocablo se forma mediante la unión de la raíz del verbo tentare (tantear, tentar, palpar) y del infijo de valor instrumental culum (medio), a los que se añade se añade el sufijo ar, que indica condición, relación o pertenencia.
Un conjunto de mentes de orígenes, edades y condiciones heterogéneas, aunamos nuestras voluntades para vagar intencionalmente por la ciudad de Cuenca. Y lo hicimos tentacularmente, es decir, tanteando la relación y la pertenencia al medio, tanto a la piedra que asfaltaba nuestros paseos como a las instituciones afectadas por nuestros afectos, o puntos en el mapa, o intervenciones. Implicándonos en un proceso de creación artística que al mismo tiempo nos alejara de las ataduras sociales o telúricas. Tentamos nuestros límites humanos, cada día más estrictos, severos y constreñidos al aislamiento. Mediamos entre unas políticas impuestas y otras rescatadas a las que damos aliento, mediante la apropiación y reordenación de estereotipos y de iconos, mientras nos escuchamos unos a otros y elegimos la opción final consensuadamente.
Una política de colaboración enfocada en la sorpresa de percatarse realmente de lo que nos rodea que va abriendo nuevos caminos a las prácticas culturales y sociales instauradas, sobrepasando las etapas larvarias del ego, en las que todo está hecho y el artista aún genuino, dictatorial y aislado, siendo consecuentes y premeditados ante la sostenibilidad real de nuestras acciones, deshaciendo la historia.
Con estos instrumentos conseguimos un funcionamiento de equipo que improvisaba curiosamente sobre sus planificaciones previas. Creamos un proyecto integrador sin homogeneizar voluntades, sin conformar un grupo sujeto que se viera sometido a un objetivo programático común.
De esta manera, avanzamos en una ruta que pasaría por todos y por ninguno en concreto, dando la opción a cada participante del imaginario que se estaba construyendo para elegir un punto en alguno de los mapas de la ciudad de Cuenca.
Los cauces de investigación personal que se desarrollaban individualmente durante nuestros encuentros confluyeron en un paseo por la ciudad, plagado de hitos y paradas que componían el circuito total. En cada parada encontramos a uno de los participantes realizando una acción creada y adaptada para ese espacio en concreto y para el colectivo, lista para ser compartida para siempre y dejada en una continua interacción en la memoria de los demás.
Tentacular Route ///